Una página en blanco, un
día más a la espera, y sin embargo... la ilusión por escribir sobre aquellos
resquicios de la historia ha desaparecido.
La gélida brisa invernal
invade la habitación y merodea a su libre albedrío, colándose por cada recoveco
de la estancia, ella es libre, no le ata ningún tipo de cadena... envidio al
aire.
Cierro los ojos y no veo
oscuridad, no consigo vislumbrar el fondo del abismo de mi alma, hay demasiadas
turbulencias, demasiados recuerdos, demasiadas vivencias... más de las que
hubiera deseado.
Dicen que tienes que
experimentar el dolor para aprender a superarlo, a ser más fuerte, a
desarrollarte como persona.
El dolor, ese punto de
inflexión en el que todo humano dista, nadie desea el dolor para sí, nadie
desea el dolor para sus seres queridos, y sin embargo, estamos rodeados de
dolor.
[ ... ]
Las pensamientos se
suceden, es un mar de caos, una vorágine de desesperación que me obliga a
abrirlos, y lo hago únicamente porque la realidad es mi evasión, porque el
mundo real está tan podrido a mi alrededor que me consuela saber que mi
interior no es lo peor a lo que me tengo que enfrentar.
De mis ojos abiertos
nacen dos lágrimas que, plañideras, se derraman lentamente sobre un mundo para
las cuales no son más que dos insignificantes gotas en un mar de infinito
dolor... y duele tanto, que asusta.
Miro el frío acero
oxidado de una hoja que antaño fue bañada en gotas rubí, y evocando un pasado
de muerte me pregunto si hemos elegido el camino correcto.
Me siento perdido,
atrapado en una época que no es la mía, en un mundo que no es el mío, en un
camino que no deseo recorrer, pero unos gruesos eslabones me aprisionan y
queman mi carne. Esta cárcel de piedra me ahoga, ese continuo ruido infernal
taladra mis oídos y altera mi percepción, ese olor a decadencia me asfixia y
sólo deseo gritar, gritar a un mundo que ha perdido la cordura en pos del
placer, a un mundo que está muerto y mata a todo cuanto se acerca a él.
La historia ha creado
monstruos, abominaciones que han dejado de lado todo atisbo de lo que
representaba el ser humano, de lo que representaba el ser vivo, para
convertirse en espectros andantes, hambrientos insaciables, lúgubres cárceles
de carne podridos por dentro... y ellos son nuestro modelo a seguir.
¿Que cabe esperar de un
mundo así?
...
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