7 mar 2012

Ira


Una página en blanco, un día más a la espera, y sin embargo... la ilusión por escribir sobre aquellos resquicios de la historia ha desaparecido.

La gélida brisa invernal invade la habitación y merodea a su libre albedrío, colándose por cada recoveco de la estancia, ella es libre, no le ata ningún tipo de cadena... envidio al aire.

Cierro los ojos y no veo oscuridad, no consigo vislumbrar el fondo del abismo de mi alma, hay demasiadas turbulencias, demasiados recuerdos, demasiadas vivencias... más de las que hubiera deseado.

Dicen que tienes que experimentar el dolor para aprender a superarlo, a ser más fuerte, a desarrollarte como persona.
El dolor, ese punto de inflexión en el que todo humano dista, nadie desea el dolor para sí, nadie desea el dolor para sus seres queridos, y sin embargo, estamos rodeados de dolor.

[ ... ]

Las pensamientos se suceden, es un mar de caos, una vorágine de desesperación que me obliga a abrirlos, y lo hago únicamente porque la realidad es mi evasión, porque el mundo real está tan podrido a mi alrededor que me consuela saber que mi interior no es lo peor a lo que me tengo que enfrentar.

De mis ojos abiertos nacen dos lágrimas que, plañideras, se derraman lentamente sobre un mundo para las cuales no son más que dos insignificantes gotas en un mar de infinito dolor... y duele tanto, que asusta.

Miro el frío acero oxidado de una hoja que antaño fue bañada en gotas rubí, y evocando un pasado de muerte me pregunto si hemos elegido el camino correcto.

Me siento perdido, atrapado en una época que no es la mía, en un mundo que no es el mío, en un camino que no deseo recorrer, pero unos gruesos eslabones me aprisionan y queman mi carne. Esta cárcel de piedra me ahoga, ese continuo ruido infernal taladra mis oídos y altera mi percepción, ese olor a decadencia me asfixia y sólo deseo gritar, gritar a un mundo que ha perdido la cordura en pos del placer, a un mundo que está muerto y mata a todo cuanto se acerca a él.

La historia ha creado monstruos, abominaciones que han dejado de lado todo atisbo de lo que representaba el ser humano, de lo que representaba el ser vivo, para convertirse en espectros andantes, hambrientos insaciables, lúgubres cárceles de carne podridos por dentro... y ellos son nuestro modelo a seguir.

¿Que cabe esperar de un mundo así?

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